Son de Negro, la danza de la cotidianidad, inició su festival en Santa Lucía
La décimo sexta versión dio apertura con un conversatorio que reunió a 50 académicos, gestores culturales y periodistas.
Los gestos de los danzantes de Son de Negro revelan la vida de un pueblo ribereño bañado por el Canal del Dique que se resiste a los embates de la naturaleza y a ser olvidado.
Entre gesto y gesto, tinte de piel y sombreros floridos, los habitantes de Santa Lucía convocaron hoy a periodistas, gestores culturales y académicos para hablar de la oralidad de una danza que evoca raíces de la ‘madre África’.
La cita fue en la Casa de la Cultura de Santa Lucía. Los investigadores y académicos Brianne Velásquez, Moisés Pineda y Francisco Adelmo Asprilla participaron en el conversatorio "La oralidad ancestral de Son de Negro desde al afrocolombianidad" y reafirmaron una vez más la importancia de la diversidad y la preservación de los valores culturales afro en la región Caribe.
El evento es impulsado por las secretarías del Interior y Cultura y Patrimonio de la Gobernación del Atlántico con el apoyo de la Secretaría de Cultura municipal. De esta manera, se da inicio a la versión décimo sexta del Festival de Son de Negro que se extenderá hasta este domingo.
El secretario de Cultura de Santa Lucía, Alexander Jordán, destacó la labor de la administración departamental en la salvaguarda y promoción de los valores culturales de los municipios. "Este apoyo es vital para la preservación de los valores culturales. Buscamos que el evento trascienda fronteras y conozca quiénes somos en Santa Lucía".
El conversatorio se centró en los elementos significativos de la danza y su poder para transmitir la esencia de un pueblo. "Este espacio tiene una gran importancia desde el punto de vista etnográfico, histórico y social porque muchos de nosotros desconocemos los elementos que conforman esta danza ya sea desde la gestualidad, la vestimenta y la simbología", manifestó Brianne Velásquez, directora de Cultura de la Universidad Libre.
Símbolos de lo cotidiano
Una de las características identitarias de Son de Negro son los amplios sombreros con flores de papeles de colores que llevan sus danzantes. Se trata de un emblema que refuerza la relación hombre-naturaleza. El sombrero es un símbolo de jerarquía y las flores tienen un sentido estético de galantería.
La piel teñida es el sello de un pueblo que se reconoce negro. Los collares que se usan en la danza son el testimonio del trabajo agrícola: semillas de mango y marañón. No hay nada excesivo en la danza. No hay adorno sin una intensión comunicativa.
"El Son de Negro es una danza que en su contexto compendia la multiplicidad de lenguajes: el lenguaje de la estética musical, en la elaboración de los versos cuartetos con métricas. Se recoge el pensar y sentir del hombre trabajador, agricultor y pescador. Muestra la fauna y flora en la que se recrea el negro. Es una danza que invita y enamora", explica Manuel Antonio Pérez Herrera, director fundador de Son de Negro.
Para Pérez Herrera es equívoco reducir el Son de Negro a una danza de carnaval pese a que cada año es una de las más reconocidas en el Carnaval de Barranquilla. "Esta es la danza de la vida, es la danza de la cotidianidad", afirmó.
El conversatorio concluyó con la intervención del académico Moisés Pineda, quien realizó un recorrido por la tradición española y africana. "El negro que llega a nuestras tierras traía una herencia cultural y técnica, no estaba vacío", afirmó.
Más música y danza
Los tambores no dejarán de sonar este fin de semana. Mañana, sábado 24 de junio, el día iniciará con una alborada dancística y a las 8:30 a.m. se instalará la muestra de la feria artesanal del Festival en la Casa de la Cultura. En horas de la tarde, los grupos de danza realizarán sus presentaciones en la plaza principal del municipio.
El festival cerrará este domingo con la Primera Feria Gastronómica con la participación de mujeres afro y víctimas de los municipios de Soledad, Malambo, Luruaco, Manatí y el distrito de Barranquilla. Propios y visitantes podrán disfrutar de los mejores sabores del Atlántico.